La relatividad de las circunstancias nunca tuvo mayor significado en mi vida como ahora. Y es la relatividad la característica que puede hacer grandes diferencias en la vida de alguien.
Hay quienes nadan en riquezas y solo piden compañia, y hay quienes nadan en ella y piden mejores condiciones de vida; hay quienes piden encontrar al amor de su vida y hay quienes creen que lo único que les falta para ser un poco más felices es una nueva aventura en el Amazonas. Hoy agrego a la lista de los deseos de la humanidad, la tolerancia.
Entre las muchas necesidades que tienen los humanos, la que más cuesta conseguir en buena calidad es la compañía, el resto es fácilmente adquirido.
La humanidad está en el borde del cambio por ensayo y error del último paso evolutivo que tuvo en materia de socialización. HA sido un tremendo error que la humanidad se haya esparcido tan rápido y en la magnitud en que ocurrió. No estamos preparados genéticamente para tolerar a alguien que salga del rango promedio sin sentirnos amenazados, inseguros, descubiertos, infectados, desgraciados, etc.y es lo que pasa muy frecuentemente en una sociedad inmensa, una "superaldea"(Desmond Morris, 1995).
Los prototipos fáciles, baratos y superficiales de felicidad son rapidamente difundidos; las reglas para encajar en una supermasa por igual, las esperanzas, los sueños, las condiciones de vida y con todo esto, las frustraciones, las demandas personales, las quejas, son fácilmente agrupables y por lo tanto fácilmente satisfechas. La clave del triunfo de este sistema es la naturaleza grupal del humano. El racionamiento actual del humano promedio es que entre más te parezcas a la mayoría estás más seguro y la verdad es que si, pero es solo porque reina esa ideología. Solo hace falta que vean la vida que lleva cada uno y enseguida se darían cuenta del error en el que están metidos.
Las excusas con las que me he encontrado más frecuentemente son todas producto de la ideología capitalista. Que si no tengo dinero, que si primero están mis hijos, que no hay tiempo (WTF!), que no tengo etc, etc.
Y el punto que quiero poner a vista del lector no es el que siempre se pone de maifiesto, que es el del intolerante, sino el del intolerado.
"I feel stupid, and contagious" ya lo decía Kurt Cobain, y es asi como se siente esta humano intolerada.
Si bien hay cierto orgullo y sentimiento de unicidad al ser un ser marcadamente diferente la mayoría del tiempo, es cuando quienes son realmente importantes en la vida de alguien intolerado lo hacen culpable de las desgracias de cosas alrededor, que el intolerado tiene que una decisión grande, readaptarse o hacer cambiar el mundo desde grupos pequeños. Lo dificil es la innata incertidumbre que deja el pensar si realmente no estamos mal. Es básicamente uno contra el mundo.
A nadie le gusta que alguien venga y le diga que está mal de pies a cabeza y menos cuando ese alguien es la obeja negra, menos si es alguien más joven, y menos, lastimeramente, si es mujer.
Pruebas las hay, basta preguntar a quien sea si es realmente feliz y pedir explicación de dicha felicidad. Hasta el momento, siempre que he preguntado, los motivos de felicidad de muchos han sido los modelos estereotipados de felicidad que venden los movimientos capitalistas. No hay individualidad más, no hay autoinspección, no hay humanidad plena.
Mi conclusión es que dado que ,por deducción, la humanidad tiene una mayoría de población con creencias obsoletas, lo mejor no es tratar de cambiarla, sino seguir viviendo cómo dicte el capricho, siguiendo sin embargo la regla de no herir a un segundo por nuestros actos y buscar alternativas en caso de que alguien se interponga.
El humano no tiene entre su genoma un gen que dicte que sea agresivo, despiadado, con excepción de hacia otras especies que amenacen a su sobrevivencia y territorio (Demond Morris 1995); Asi que no hay excusa de ataque hacia la misma especie si no hay una amenaza real.
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