viernes, 2 de diciembre de 2011

Inofensiva realidad


Habiendo notado que me es imposible ofender, decidí emprender la búsqueda de cinco minutos de la respuesta.
Es que realmente es estúpido, porque las únicas razones por las que la gente pretende ofender o se ofenden, pueden agruparse en estas categorías:
1) tragarse el cuento cuando una persona actúa momentáneamente una realidad ficticia que haga pasar por estúpido al ofendido cuando perfectamente el ofendido sabe la falsedad de la situación, la mayoría de las veces, y cuando no, se debería pensar que está confundido.
Porque bueno, para esto, como que me he dado cuenta de que hay dos partes en una persona que procesan la ofensa: una que se da cuenta de la falsedad  y la otra que sigue el juego de la ofensa y está pensando en la respuesta perfecta.
Por ejemplo, una pareja de exnovios, en la que uno de los dos pretende actuar que la relación no fue nada para si, y hace parecer al otro como un total perdedor. O sea, somos humanos, nada pasa como si nada, por minúsculo que sea, si una vez fue placentera la situación, no hay manera de que no haya remembranza. Y bueno, como dije antes, a menos que uno de los dos haya confundido patológicamente el placer personal con el mutuo, no hay razón para ofenderse.
2) La gente que se ofende per se de cosas inmutables, como la realidad. Por ejemplo, decirle  gordo(a) a alguien y este alguien en verdad lo es, y esta misma persona se ofende. Es como enojarse cada vez que alguien te recuerda que estás pegado al suelo por efecto de gravedad.
Y realmente… ¿cuál es  el propósito de ofender? No hay ni una sola cosa por la que se pueda ser ofendido.
Cuando una persona logra ofender a otra, es de verse dos cosas principalmente: la primera, que la persona efectora no tiene ninguna forma de amor por la afectada, y la segunda, que la afectada no tiene cerebro. 

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