lunes, 31 de octubre de 2011

The best enemy


Miedo. Enseñado de muy distintas maneras a cada uno de nosotros, enfrentado de muchas formas también. Nuestro mejor aliado ante la muerte, nuestro peor enemigo en las glorias. 
Pocos salen victoriosos a su encuentro, pero es un privilegio humano que enfile en nuestro día con día.
Al hablar todos parecen saber la solución, la mejor manera de confrontarlo, y sin embargo hay tantas almas perdidas en él, almas que se quedaron varadas en el lugar más seguro, dónde nada ni nadie podría ya lastimarlos. Dónde la verdad ya no los toca.
Es el enemigo perfecto, se aísla en lo más hondo de nuestro ser, dónde no lo podemos ver y forma parte de las decisiones que tomamos, desde dónde influye sin pista alguna. Y luego fallamos, y no sabemos porqué, tenemos miedo de nuevo, esta vez de ver hacia adentro de nosotros, porque sabemos la carrera que hemos hecho; y después, negamos rotundamente que hemos fallado, es el miedo de caer; y no corregimos por él de nuevo, sería aceptar que no sabemos nada; una victoria más  para el enemigo de enemigos. El perfecto modelo de un asesino. Bello, imperecedero, disfrazado de sabiduría.
Y como todo en este universo, no hay mejor solución que el punto medio, no podemos vivir con él peor tampoco sin él.
Una vez alguien me dijo que la mayoría de los problemas de los humanos radicaba en que solucionábamos los problemas del corazón pensando, y los problemas intelectuales con el corazón. Hace falta más atención, meditación, algo que pocos valoran y tachan de actividad improductiva.  

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